Aculco, pueblo otomí, fue fundado alrededor del año 110 de nuestra era, formó parte del Señorío de Jilotepec, que no obstante su autonomía fue sometido al vasallaje de Toltecas y Mexicas.
Aculco, de acuerdo a la Relación de Méritos de un Capitán Otomí, mencionada en documentos del Siglo XVIII y traducida en el Siglo XIX, señala que el día de San Jerónimo, un 30 de septiembre del año 1522, es la fecha precisa de la fundación de Aculco, después de una supuesta batalla donde los otomíes como aliados de los españoles vencen a los chichimecas. Este dato que recoge la tradición oral llama al casi legendario Capitán Otomí, Juan Bautista Valerio de la Cruz, “Conquistador y Fundador” del Pueblo de San Jerónimo Aculco y de muchos otros lugares del Bajío, Norte y Oeste del país.
Durante la primera parte de la etapa virreinal la vida en Aculco giró alrededor del templo y convento franciscano de San Jerónimo, cuya construcción con grado de vicaría inicia en el año de 1540, con el estilo tetitqui, siguiendo los modelos europeos de la época interpretados por la mano de obra y el ingenio indígenas, constituyendo quizás el mejor ejemplo de arquitectura religiosa del municipio.
Fue desde el año 1622 que el gobierno virreinal reconoce a Aculco como municipalidad; y aun cuando desde 1812, al amparo de la expedición de la Constitución de Cádiz tuvo como primer presidente municipal a Don Ignacio Martínez Infante y cinco diferentes ayuntamientos entre los años 1812 y 1824; fue en 1821, ya en el México independiente, cuando en Aculco, por primera vez se elige directamente a un presidente municipal, siendo el primero Don Salvador Garfias. Pero es a partir del Decreto del 19 de Febrero de 1825 en que la Legislatura del Estado de México ratifica el reconocimiento de Aculco como Municipio, que se señala como fecha formal de la erección del Municipio.
Uno de los acontecimientos más relevantes de la época colonial fue sin duda la adquisición de la Hacienda de Arroyo Zarco por el Marqués de Villapuente, español acaudalado que en el año de 1715 establece el Fondo Piadoso para el Sostenimiento de las Misiones de las Californias, patrocinado por frailes de la Compañía de Jesús, quienes estuvieron en la finca hasta 1773, año en que fueron expulsados del territorio novohispano, para quedar bajo la administración de la Real Hacienda hasta el año de 1810, fecha en que fue vendida en almoneda pública.Evidentemente muchos hechos históricos en Aculco, entre los siglos XVIII y XIX tuvieron sede en la Hacienda de Arroyo Zarco, como derrotero obligado en el Camino de Tierra Adentro, también llamado Ruta de la Plata o Camino Nacional. Muchos personajes se hospedaron en el Hotel de Diligencias: Agustín de Iturbide, unos días antes de la Consumación de la Independencia; el famoso naturalista Alexander Von Humboldt, en su viaje a Valladolid y Guanajuato el 2 de agosto de 1803; Maximiliano de Habsburgo en 1867; Don Porfirio Díaz en 1876, ya como Presidente de México para dirigir personalmente el combate a las tropas de José María Iglesias; y muchos otros personajes.
En 1820, antes de que finalizara la Guerra de los Once Años, por mandato del Virrey Juan Ruiz de Apodaca, Aculco pierde parte de su territorio y al pueblo de San Ildefonso que pasó a formar parte del Corregimiento de Querétaro. Más tarde, en 1875 el territorio de Aculco se divide y se erige Polotitlán como Municipio, teniendo como cabecera la antigua comunidad denominada San Antonio del Río.
El agitado siglo XX arriba a Aculco como un gran espacio que inscribe notables sucesos: En el año de 1904 se construye la torre del reloj público, todavía en funciones; Aculco, al igual que la mayor parte del territorio nacional sufre la inseguridad y la mala economía que trajo el movimiento revolucionario de 1910, cuyo triunfo más sonado permitió que el mayor de los latifundios del municipio junto con otras propiedades con grandes extensiones de tierras fueran afectados por el agrarismo. Tan solo en la hacienda de Arroyo Zarco, 47 mil hectáreas fueron parte del reparto y restitución de tierras a los pueblos aledaños, conformándose 21 comunidades ejidales, de las cuales 7 pertenecen a Aculco. La hacienda también perdió el dominio de las aguas de sus presas.
Entre los años 1917 y 1919 Aculco es alcanzado por la influenza española, pandemia mundial que cobró millones de vida en todo el planeta. Para 1935 ya el descontento del pueblo era generalizado y gracias a la gestión del indígena otomí Eduardo de Paul y de Don José Sánchez Lara, con el apoyo del General Lázaro Cárdenas del Río, Presidente de México, con quien se habían entrevistado previamente en Arroyo zarco; logrando la participación del Ejército Mexicano, deponen y destierran a Tiburcio Terreros como Presidente Municipal.
En 1954 la Cabecera municipal, por Decreto de la Legislatura toma el nombre de Aculco de Espinosa, como acto de gratitud para Don Ignacio del mismo apellido, máximo benefactor del pueblo.
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